sábado, 8 de marzo de 2008

Demasiado frío

Dime, ¿para qué sirve una ilusión?
He intentado encontrar la respuesta precisa, no la correcta, sino aquella que apoye al optimismo que se escapa entre suspiros helados.
Me he dado cuenta, de que bastante ya no es suficiente, y todo, tampoco. Hace demasiado frío.
Dime que encontrarás la respuesta, a tu manera.
Me pregunto si alguna vez despertaremos, cansados de soñar caminos que no podemos seguir. Me pregunto, y te pregunto, si llegará el día en el que convertirnos en sombras de la frustración sea la respuesta. Quisiera responderme, y responderte, con una lluvia de pensamientos incoherentes. Ojalá pudiera.
Mientras tanto, hago collages de ilusiones efímeras.
Espero que vayas buscando las tuyas, así seguiremos jugando a ser personas.
Dime, ¿qué piensas encontrar?
Buscamos explicaciones a cosas que se escapan de nuestra lógica o razón.
¿Crees no respirar cuando te ahogas en un trozo de crital? Prueba a cerrar los ojos.
¿Crees que dejarlo todo atrás me va a ayudar? Probaré a no pensar.
Prueba tú, a no buscar la respuesta. Invéntala.
Y dime ahora, ¿para qué sirve una ilusión?

miércoles, 5 de marzo de 2008

Sólo eso

Algunos días, canto aquella canción, pero sólo a veces. El viento corea cada palabra, evoca horas en un puerto lejos de aquí.
Deliro, y doy rodeos y más rodeos para tratar de encontrar la frase exacta.
Hoy es uno de esos días en los que me gustaría dejar que la ducha se lleve la melodía de la canción, tu canción.
¿Qué fue de aquellos días en los que inventar acordes era lo primero que hacíamos?
Ahora busco segundos muertos, para soñar tus besos.
Tachar días de un calendario antiguo se ha convertido en mi afición, así puedo "olvidar" que el calendario que está en la pared me recuerda que falta menos para encontrarme con tu mirada, todavía espero volver a ver tu sonrisa.
A veces, se agradece un día normal. Para encontrar minutos perdidos, y analizar cada grano de arena de un reloj de Sol.
Esta vez, los polos opuestos de dos mundos totalmente distintos no se atraen, se alejan despacio para no volverse a ver, en silencio y sin cruzar una palabra.
Porque en el fondo, esperan dejar de contar los días, de abandonar la rutina que marca un reloj digital atrasado. Así te encontraré, de nuevo, soñando playas en las que perdernos.
Porque quizá mañana el viento no quiera cantar, y tengamos que pedírselo al mar, pues ahora es nuestro mejor aliado...
Recuerdo las palabras, pero olvidé tu voz y la mía.